Carlos Eduardo Croes: Algunos presidentes escondían excentricismos que hasta ahora se conocen
La figura presidencial es para el ciudadano pedestre, un círculo
de poder al que no tiene acceso, más a allá de los sucesos naturales y
cotidianos que se pueden conocer y que llegan a hacerse públicos, por una
decisión de Estado, por meras casualidades, o personalidades cercanas, que en
su momento vieron y relataron los hechos, tal y como acontecieron.
Si algo intenta dejar en claro Secretos del Poder en Venezuela, es que más allá de la figura
presidencial, en Venezuela han existido hombres, al mando del país, que se han
vuelto excéntricos, que han protagonizado hechos polémicos y que marcaron su
desenvolvimiento como jefes de Estado.
La publicación de este libro se logró a través de una intensa
indagación; una investigación que llevó a desempolvar archivos que permanecían
guardados y declaraciones resguardadas por personas afines a estos hombres que
dirigieron las riendas del país, durante sus períodos presidenciales.
En el libro se describen situaciones, que para cualquier
ciudadano común de la Venezuela del siglo XXI, podrían pasar por debajo de la
mesa; por ejemplo, la negativa de Rómulo Betancourt a utilizar un bastón
mientras se encontraba en Venezuela y que por el contrario sí utilizaba estando
en el extranjero, a pesar de haber sido una prescripción médica, que al no
cumplirla, le llevó a pasar sus últimos años de vida en una silla de ruedas.
Incluso se relata la manera en que Betancourt financió la
campaña electoral que le llevó a la presidencia de la República; la manera en
que contrajo una deuda y cómo, luego de haber llegado al Palacio de Miraflores,
la deuda le fue cobrada.
Algunas anécdotas un tanto chistosas, como la ocurrida una
noche, en que Raúl Leoni, llamó desde La Casona al Palacio de Miraflores, para
comunicarse con un mesonero de apellido Bolívar; cuando el hombre tomó el
teléfono, no reconoció la voz de Leoni, que preguntó: ¿Es Bolívar el mesonero?
Y este inmediatamente respondió: “¡No, el Libertador, pendejo!” y colgó.
Bolívar se mantuvo durante muchos años más desempeñando sus labores en el
Palacio Presidencial.
De igual forma se recuerdan ciertos pasajes, que hablaban de
la honestidad de algunos hombres que ocuparon la silla presidencial en Miraflores;
tal fue el caso de Rafael Caldera, quien durante su primer mandato entró en
cólera al enterarse que su hijo, había sido incluido en el presupuesto de un
viaje presidencial planificado; inmediatamente firmó un cheque de su propio
peculio para solventar la situación.
También se recuerdan anécdotas de cuando el Presidente
Caldera daba una alocución u ofrecía una entrevista. Inmediatamente al llegar a
casa, recibía una llamada de su madre, que generalmente le felicitaba por su
elocuencia y don de palabra.
Durante su segundo mandato, su hijo menor, Andrés Caldera
Pietri, ejerció labores junto a su padre como ministro de la Secretaría de la
Presidencia. Tiempo después confesaría, que la relación dentro del Palacio de
Miraflores, era casi distante, además, durante los tres años en el cargo
público, jamás le llamó papá, siempre se dirigió a él, como Presidente.
En los últimos años, se ha dicho que Rafael Caldera pudo
haber ofrecido indultar a Hugo Chávez, pero inhabilitándolo políticamente; algo
que su hijo ha negado rotundamente, ya que según la Constitución de 1961, solo
podrían quedar inhabilitadas para ejercer cargos de elección pública, aquellas
personas enjuiciadas por corrupción o por delitos contra la cosa pública; en
todo caso, Chávez fue enjuiciado por rebelión militar.
Una campaña que tuvo mucha aceptación en la popularidad, fue
aquella que estuvo marcada por la consigna, “Ese hombre sí camina”, de Carlos
Andrés Pérez en 1973. De hecho, según el sociólogo Carlos Raúl Hernández, ha
sido de las de mayor trascendencia y en el libro aparece la manera en que
Chelique Sarabia, el compositor margariteño, creó el eslogan del momento.
Del expresidente Hugo Chávez se agregan en el libro muchas
anécdotas. Una en la que se señala, cómo a través de una lectura, el joven
cadete cambió la imagen de bárbaro e incluso demoníaco que le había mostrado su
abuela de Pedro Pérez Delgado (Maisanta) –su abuelo-.
Ya desde los tiempos en que Hugo Chávez realizaba su campaña
electoral, alertaba que algunos grupos políticos intentarían asesinarle. Para
evitar tal suceso, Asdrúbal Aguiar, ministro del Interior, le asignó 18 escoltas
de la Disip. En cierto mítin político, Chávez denunció estos presuntos planes
de asesinarle. Inmediatamente Aguiar fue cuestionado sobre esto por periodistas,
teniendo que revelar la existencia de esos 18 funcionarios. Al día siguiente,
Chávez desechó al grupo.
Estas son algunas anécdotas que rodearon a presidentes de
Venezuela y que solo hasta ahora se conocen y son de conocimiento público, a
través del libro Secretos del Poder en
Venezuela. Una lectura que atrapará a aquellos que aprecian la historia
venezolana.
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